Por Silvina Rodriguez Pícaro
Quienes trabajamos en comunicación y marketing pocas veces nos encontramos frente a productos o servicios que realmente tienen el potencial de cambiar la historia del comportamiento humano. La criopreservación de óvulos tiene ese potencial.
Más allá de la polémica, el congelamiento de óvulos es una opción que llegó para quedarse. Pienso que la posibilidad de que las mujeres elijamos esta opción, congelemos óvulos y los utilicemos cuando nos sintamos listas para ser madres cambiará nuestro comportamiento y por lo tanto el futuro de la humanidad, tal como lo hizo la píldora anticonceptiva en los años 60.
Hasta hace poquísimo tiempo la posibilidad de congelar óvulos para ser utilizados en el futuro, parecía salida de una película de ciencia ficción y era reservada para un reducido grupo de pacientes, como por ejemplo mujeres que debían exponer su fertilidad frente a un tratamiento de quimioterapia.
Hace apenas unas semanas Apple y Facebook anunciaron que van a ofrecer a sus empleadas pagar los costos de la criopreservación o congelamiento de óvulos. Un beneficio laboral que si bien es polémico apunta a atraer mujeres profesionales a las compañías y a equilibrar el terreno profesional entre hombres y mujeres, ya que es sabido que el momento clave para establecer una carrera coincide frecuentemente con la ventana de fertilidad de las mujeres. Probablemente muchas empresas se sumarán al liderazgo de Apple y Facebook y en el futuro este beneficio será simplemente uno más del paquete de beneficios que ofrecen las compañías líderes globales en la competencia para atraer y retener mujeres profesionales.
Hasta ahora las campañas de comunicación de los centros de fertilidad a nivel global, se enfocaron en difundir temas relacionados con la infertilidad: desde campañas para convocar donantes de óvulos hasta explicar de manera sencilla temas profundos como la subrogación de vientre, la posibilidad de selección de sexo y otros temas relacionados con la salud reproductiva.
El target eran adultos con dificultades para concebir, adultos del mismo sexo que deseaban tener un hijo o personas sin pareja que deseaban ver realizado el sueño de tener hijos. La necesidad de difundir este nuevo servicio, conecta a los centros de fertilidad con un target completamente diferente: mujeres que aun no piensan en ser madres, pero que quieren extender su fertilidad y sus posibilidades de ser madres en el futuro. Una problemática compleja y en línea con la realidad de la mujer actual, con la misma dinámica que la de comercializar un seguro.
Es un hecho que la edad promedio de la maternidad ha ido subiendo sostenidamente en las últimas décadas. También es real que ya nadie se sorprende cuando ve una mujer embarazada que ronda los 40 años. Lo que seguramente veremos como una realidad muy pronto, será que esa mujer de unos 40 años, estará embarazada con los óvulos de cuando tenía sólo 30 años, con el menor riesgo que esto conlleva. El tiempo dirá si estamos frente a un nuevo paradigma o una simple ilusión.
Publicado en El Cronista.